Carlos Hoyo Fernández de Gobeo, director general de Galapagos España

Carmen Peñalver

Galapagos fue fundada en Bélgica en 1999 como una “joint venture” entre las compañías Crucell (anteriormente IntroGene) y Tibotec. Desde entonces, Galapagos ha seguido creciendo, a través de la adquisición de otras. Después de más de 20 años centrados en I+D y tras la firma de un acuerdo de colaboración con Gilead, en 2019 dieron el paso hacia la comercialización de sus tratamientos, transformándose en la compañía biotecnológica integral que es hoy en día, formada por más de 1.300 empleados y presente en 15 países. Además, tras la reciente adquisición de las compañías Abound Bio y CellPoint, han comenzado su andadura en el ámbito de la oncología, que junto a la inmunología son las áreas terapéuticas en las que desarrollan su trabajo.

En cuanto a su llegada a España, ¿cuáles eran los objetivos de tal desembarco? ¿Cómo está siendo su desarrollo desde entonces?
España es uno de los primeros países en los que Galapagos materializó su expansión en 2020, fruto de la internacionalización y la evolución desde una start-up centrada únicamente en I+D a convertirse en una compañía investigadora y comercializadora plenamente integrada. Aterrizamos en 2020 con el objetivo de aportar valor a los pacientes, profesionales y sistema sanitario en general. Y desde entonces no hemos parado de crecer: somos casi 60 empleados y nuestro primer medicamento para la artritis reumatoide ya está disponible en nuestro país, y esperamos poder disponer pronto de ese mismo medicamento para los pacientes españoles de colitis ulcerosa.

El eje central de la compañía es la I+D. Háblenos de la importancia que tiene para Galapagos esta división.
Galapagos es una compañía biotecnológica que desarrolla medicamentos innovadores destinados a mejorar la vida de las personas. Por tanto, desde nuestros inicios como una start-up, la innovación ha sido nuestro motor: de hecho, casi la mitad de nuestros compañeros (un 45%) sigue trabajando actualmente en I+D.
Nuestro trabajo de investigación tiene como objetivo marcar la diferencia y ofrecer un beneficio real a los pacientes, por ello trabajamos en descubrir mecanismos de acción relevantes en enfermedades en las que todavía existen necesidades médicas no cubiertas.
Las áreas terapéuticas en las que trabajamos son inmunología y oncología, y en ambos casos nuestro objetivo es ser pioneros a la hora de buscar dianas terapéuticas fist in class y best in class, tanto pequeñas moléculas como CAR-T, que nos permitan abordar directamente la causa de las enfermedades y no sólo sus síntomas.

¿En qué novedades terapéuticas están trabajando actualmente y en qué fase de desarrollo se encuentran?
Nuestro trabajo en I+D abarca múltiples modalidades de fármacos, incluidas moléculas pequeñas y terapias celulares. Nuestro portfolio comprende programas clínicos desde el descubrimiento hasta la fase 4 en inmunología y oncología.
En el ámbito de la oncología, actualmente se están realizando dos estudios de fase 1/2a en leucemia linfocítica crónica recidivante/refractaria y linfoma no Hodgkin recidivante/refractario con un producto candidato CD19 CAR-T y se esperan resultados en esta primera mitad de 2023.
En inmunología, estamos trabajando para iniciar un estudio de fase 3 en pacientes con espondiloartritis axial a finales de este año.

Cuentan con varios centros de investigación repartidos por Europa. ¿Dónde se sitúan y qué propósito tiene cada uno de ellos?
La sede central de Galapagos está en Malinas (Bélgica) y, además, contamos con tres plantas de I+D, una en Bélgica (Mechelen), otra en Leiden (Países Bajos) y otra en Francia (Romainville), las tres con plena actividad investigadora. Como ve, toda nuestra actividad a nivel de centros de investigación se centra en Europa, lo cual demuestra la apuesta de Galapagos por potenciar la I+D a nivel regional.

¿Cómo ha cambiado a nivel europeo la dinámica de ensayos estos últimos años a raíz de la pandemia?
Para empezar, creo que la pandemia ha favorecido una mayor concienciación general sobre la importancia de la investigación para salvar vidas. Y, por supuesto, sobre el papel que tiene aquí la industria farmacéutica que, en un momento de máxima necesidad y junto a las autoridades reguladoras, dio una respuesta rápida, segura y eficaz en forma de vacunas para frenar la expansión de la COVID. Por otro lado, esta necesidad de favorecer una mayor agilidad ha sido recogida por el nuevo Sistema de Información de Ensayos Clínicos (CTIS): una iniciativa puesta en marcha el año pasado por la Unión Europea que pretende simplificar los procedimientos internos de los ensayos clínicos para que los medicamentos lleguen antes a los pacientes. Además, España parte con ventaja, ya que fue el primer país de la UE en adoptar el Reglamento Europeo de Ensayos Clínicos, en el que se incluye el CTIS, a través del Real Decreto 1090/2015.