Bienvenido a Sector Ejecutivo, revista de Economía y Empresas / España, Nº 297 Abril de 2024

Silvia Paternain Osacar, socia y directora global de Derecho Fiscal de Freshfields Bruckhaus Deringer

Diego Roves

Presente en España desde 1991, Freshfields es un despacho de abogados con una línea de actividad absolutamente global. Su labor: asesorar a firmas en diferentes ramas del Derecho para facilitar sus inversiones en cualquier país del mundo. Esa globalidad no viene dada únicamente por sus 27 oficinas en 16 países, sino también por su trabajo con firmas locales de gran prestigio en aquellos lugares del planeta donde no disponen de presencia física. Con gran renombre en Derecho Fiscal, la responsable de esta área en la oficina española, Silvia Paternain Osacar, asegura que el despacho huye del asesoramiento aparente para centrarse en el asesoramiento profundo, una opción reservada para empresas complejas que pujan porque sus aventuras internacionales lleguen, seguro, a buen puerto.

Freshfields, fundada en Londres en 1743 cuando recibió el encargo de ser los abogados del Banco de Inglaterra, que continúa siendo cliente a día de hoy, opera actualmente en todo el mundo. ¿Cuál es su estrategia y su oferta de servicios?
La estrategia es ser un despacho en una economía globalizada (pero no global), que es lo que demandan los clientes. Cada vez más en las operaciones globales, del tipo que sean, intervienen distintas jurisdicciones, pueden estar financiadas con capitales de jurisdicciones distintas. Por todo ello, es necesario dar un servicio legal global. Un abogado global tiene una determinada mentalidad. Los países en los que se invierte actualmente tienen sistemas de Derecho con diferente nivel de desarrollo, al igual que la protección jurídica. Por este motivo no se puede invertir fuera sin tener en cuenta la realidad, pero sí intentar gestionarla e invertir en la manera en que minimice sus riesgos. Y esto es lo que sabe hacer un abogado global y nuestro despacho se lo ofrece a los clientes.

Freshfields está presente en España desde 1991. ¿Cómo ha evolucionado el mercado español y cómo se ve actualmente desde fuera?
Tenemos oficinas en 27 países, aunque conviene destacar que un tercio de nuestra facturación proviene de operaciones en países donde no tenemos presencia física. Por ello, consideramos que la estrategia de las oficinas la tenemos superada, ya ofrecemos servicio en dichos mercados. Lo importante de lo que hacemos es que ofrecemos abogados que acompañan al cliente vaya al país que vaya.
En el caso español, la apertura estuvo muy vinculada a los procesos de privatización, que básicamente elevaron el número de compañías en el mercado de capitales y el atractivo de España para inversores internacionales. Durante estos años, el mercado se ha ido alineando con otros países europeos, es decir, ha subido el tamaño de operaciones, el origen del capital (ahora mismo hay mucho capital de EEUU y de Asia, ya no sólo europeo), etc. Por sectores, creo que el inmobiliario sigue interesando a los inversores, al igual que empresas industriales. El capital español, por otro lado, ha evolucionado de invertirse principalmente en Europa a abrirse -primero tímidamente y, después, ya no tanto- a Sudamérica, a Estados Unidos, a Asia y veremos que se abrirá a África, uno de los continentes que más está creciendo.

Freshfields fue pionero en crear un grupo de expertos en investigaciones globales en el año 2010. A día de hoy ustedes son los únicos en el mercado que prestan servicios verdaderamente globales. ¿Cuál es el ángulo fiscal en esta área de práctica?
Por un lado, hay una tendencia regulatoria que es cada vez más, exigirle al Consejo de Administración responsabilidad directa por decisiones empresariales, que hasta ahora estaban más delegadas a empleados. Y una de ellas es la responsabilidad por planificación fiscal. De este modo, el Consejo de Administración pasa a ser responsable legalmente por políticas fiscales. La segunda idea es que a veces las empresas y sus empleados, quizás presionados por los objetivos, hacen cosas incorrectas y que no siempre el Consejo conoce, ya que pueden estar fuera de las políticas marcadas por la empresa. Por ejemplo, una investigación global detectaría la conducta real de unidades de negocio de esa empresa en áreas sensibles, cuantificaría las contingencias y ayudaría a proponer al Consejo los pasos a tomar para corregir la situación. Creo que cuanto más grande es un grupo, más posibilidad hay de que haya errores en los controles de la operativa legal.