Bienvenido a Sector Ejecutivo, revista de Economía y Empresas / España, Nº 297 Abril de 2024

Carmen Quintanilla Barba, presidenta nacional de Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural

Arturo Díaz

Hablar de AFAMMER es hablar de la historia del asociacionismo y de lo que significó la transición española. Cuando AFAMMER nació en España, hablar de derechos humanos era una utopía a pesar de que entonces ya se hablaba de libertad, y comenzaron a formarse diferentes movimientos asociativos. Pero ninguno de estos movimientos hablaba de medio rural, y mucho menos de las mujeres que vivían en nuestros pueblos. Y Carmen Quintanilla Barba lo consiguió.

¿Podría compartir con nosotros la historia detrás del surgimiento de AFAMMER en 1982 y su impacto en las mujeres rurales?
Creo que fui visionaria porque en 1982 cuando nuestros pueblos no contaban con agua corriente y las calles estaban sin asfaltar, creé AFAMMER, la primera organización no gubernamental de familias y mujeres del medio rural.
Y ya en esos primeros pasos tenía claro que debíamos dar voz a las mujeres rurales, para que dejaran de ser invisibles y hacer que su voz se escuchara en todos los organismos nacionales e internacionales.
Había que romper todos los estigmas que habían rodeado a las mujeres rurales en España y en Europa, y lo hemos conseguido desde el altruismo y el voluntariado social. En esos momentos tenía 23 años, acababa de aprobar las oposiciones del Cuerpo Técnico Superior del Estado y después de trabajar cogía un bocadillo, una coca-cola y mi tres caballos para recorrer todos los pueblos de España, en los que las mujeres querían escucharme.

¿Cómo trabaja AFAMMER para promover el liderazgo y el empoderamiento de las mujeres rurales?
Siempre hemos trabajado y seguimos trabajando para que la mujer rural asuma que tiene un talento y un liderazgo que nadie conocía, ni ellas mismas. Por ello, promovemos el liderazgo de la mujer rural a través de la formación y la información principalmente, para que tengan las herramientas necesarias y puedan ser dueñas de su propia vida.
AFAMMER ha sido pionera en ofrecer formación a la carta a las mujeres sin necesidad de que tuvieran que moverse de sus pueblos. Gracias a esta formación hemos impulsado que el 56% de las casas de turismo rural en España estén gestionadas por mujeres o que más de la mitad del empleo autónomo en el medio rural español esté creado por las mujeres.
Tenemos presencia en prácticamente todas las provincias de España y les acercamos las diferentes opciones en materia de emprendimiento, gestión de explotaciones agrarias o las diferentes figuras y herramientas que tienen a su disposición. Pero, sobre todo, en estas jornadas intentamos que sean conscientes de lo importante que es que se formen para conseguir un empleo o autoempleo, y del importante papel que juegan en el futuro de nuestros pueblos.
Y, por supuesto, no nos olvidamos de aquellas mujeres que sufren violencia en los entornos rurales a las que informamos y asesoramos. Pero al mismo tiempo, nos dirigimos a toda la sociedad rural para que la violencia machista sea erradicada de los pueblos.
Cuando una mujer rural se forma y después emprende o encuentra un empleo, genera alrededor de ella un 400% de sinergia, porque la mujer se queda y hay asentamiento de población y cría a su familia en el pueblo.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las mujeres rurales en liderazgo y emprendimiento, y cómo afectan al desafío demográfico en España?
Las mujeres rurales tienen desafíos todos los días, pero el principal desafío es poder quedarse en sus pueblos; por ello, los desafíos de la mujer rural están ligados íntimamente al grave problema demográfico que asola a España: 2 de cada 3 personas que se marchan del pueblo a la ciudad son mujeres.
En este sentido me gustaría matizar el término España Vaciada, que se utiliza cuando hablamos del medio rural. Yo prefiero hablar de la España donante que mantiene la biodiversidad; el patrimonio artístico y cultural, la soberanía alimentaria y la que mantiene en definitiva nuestra identidad.
Somos el segundo país europeo con la mayor tasa de desempleo femenino rural y sin empleo, sin conciliación, sin corresponsabilidad y sin el liderazgo de las mujeres rurales ellas no podrán permanecer en las zonas rurales.
En 2016, como diputada nacional, tuve la oportunidad de presentar una iniciativa legislativa para promulgar un día nacional para la conciliación y la corresponsabilidad que fue aprobada por unanimidad. Gracias a ella cada 23 de marzo se celebra en España el día nacional para la conciliación y la corresponsabilidad. En estos años se han producido algunos avances, pero todavía sigue siendo una utopía en el medio rural.

¿Cómo aborda AFAMMER estos desafíos?
Como dije anteriormente, la formación a la carta y el acceso a la información son pilares fundamentales en nuestro trabajo, pero además nuestra posición como mayor movimiento asociativo de familias y mujeres de España nos permite formar parte activa en la consecución de grandes leyes y planes que promueven la igualdad de oportunidades, como, por ejemplo, la Titularidad Compartida de las explotaciones agrarias, que visibilizó y otorgó derechos sociales a las mujeres que trabajaban junto a sus maridos.