Bienvenido a Sector Ejecutivo, revista de Economía y Empresas / España, Nº 297 Abril de 2024

Juan de la Barreda Acedo-Rico, propietario y Juan Manuel de la Barreda Ruiz de Assin, gerente de Bodegas Barreda

Alberto García

En 1945, Manuel de la Barreda y Treviño tenía 47 años, era un hombre emprendedor lleno de fuerza muy consciente de los tiempos difíciles que le había tocado vivir, después del cataclismo de nuestra guerra civil.
En aquellos años tuvo una visión clara que una de las salidas que se proyectaban como posibles y más adecuadas para su región era la plantación de viñedos, a la que se dedicó de forma decidida, e inmediatamente y como consecuencia de ello, inició la construcción de una bodega en la que procesar con las mejores técnicas del momento la uva obtenida en los mismos.
La comarca de Corral de Almaguer (situada en la parte oriental de la provincia de Toledo) y las fincas en las que se apoyaba el proyecto tenían unas condiciones muy favorables para el desarrollo de esta idea, pues desde mucho antes, ya en el siglo XVIII, habían tenido en su familia una tradición muy antigua que acreditaba la elaboración de buenos vinos en su casa.
El proyecto era acertado desde el punto de vista humano, pues por un lado, contribuía de forma eficaz a la creación de empleo, tan necesitado en aquel momento, y por otro lado, permitía realizar una elaboración más cuidada de los nuevos vinos, y también desde el punto de vista técnico, pues utilizó los mejores instrumentos y técnicas de elaboración que estaban al alcance de las bodegas en esas fechas. Para ello se asesoró de los mejores enólogos y viticultores del momento. No obstante, es preciso hacer un reconocimiento especial a las personas cercanas a la explotación, encargados y bodegueros que siguieron con entusiasmo su esfuerzo y lograron que el mismo no decayese, sin los cuales no hubiese sido posible su continuación.

¿Cuándo se puso al frente del negocio familiar Juan de la Barreda Acedo-Rico, hijo del fundador y cuáles han sido los grandes hitos de Bodegas Barreda en estos años?
JBAR: Estuve muy unido y cercano a mi padre antes de hacerme cargo de la bodega y muy en contacto y conocedor de los problemas que de la misma se derivaban, (al menos así lo creía). Al fallecimiento de mi padre en 1976, me hice cargo de la bodega y de la explotación vitícola que la alimentaba en enero de 1977; tenía entonces 34 años.
Desde el primer momento me di cuenta del cambio que se estaba produciendo en el sector e inicié de forma paulatina, pero constante, una transformación total de la bodega, que después de tan lago período de tiempo se ha realizado al menos en tres ocasiones.
En primer lugar, se realizó un cambio de las instalaciones y sistemas de elaboración y prensado diferenciado de las uvas destinadas a elaboración de los vinos tintos y blancos.
En segundo lugar, con unas instalaciones de depósitos de acero inoxidable, de muy diferentes tamaños, con temperatura de control de frío realizado por ordenador, suficientes para toda la vendimia, en la que nuestra bodega se adelantó a la mayor parte de las bodegas no sólo en nuestra región, sino incluso de otras regiones muy señaladas de España.
Por último y en tercer lugar, por la instalación de una línea de embotellado y etiquetado; la construcción de una sala de barricas, la instalación de una nave de guarda de botellas climatizada.

¿Cuándo se incorporó a la misma, Juan Manuel de la Barreda y Ruiz de Assín, tercera generación, por qué y cuál ha sido su trayectoria profesional en la bodega?
JMBRA: En el año 2003 me volví de trabajar en Irlanda para incorporarme al proyecto. Mi padre abrió la línea de embotellado en el año 1999 y necesitaba que le echase una mano con la comercialización. A partir de ese momento me encargué del desarrollo de los mercados nacional y exterior y definir nuestra estrategia de marketing.

Piedra angular en este tipo de negocio es el enólogo. ¿Qué nos puede decir de Ignacio de Miguel Poch?
JMBRA: En el año 2006 conseguimos involucrar en el proyecto a Ignacio, que fue uno de los primeros enólogos que trabajó asesorando a bodegas de distintas zonas vitivinícolas. Además, ha trabajado mano a mano con grandes personalidades del mundo del vino, como Emile Peynaud, Michel Rolland o Richard Smart. Ignacio es un defensor a ultranza del potencial de Castilla La Mancha para la elaboración de vinos de calidad.

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