Bienvenido a Sector Ejecutivo, revista de Economía y Empresas / España, Nº 297 Abril de 2024

TRIBUNA DE OPINIÓN - Necesitamos más personas como Ilia Topuria

José Miguel Sánchez

Psicólogo Organizacional y Deportivo. Asesor de Directivos, Conferenciante, Profesor de IE Business School y Coach Ejecutivo. Autor de los libros “El viaje del líder”, “La experiencia de resetearse” y “Poderoso como un niño”.


El título de esta tribuna ya te anuncia que vamos a hablar del poder de la mente para conseguir objetivos extraordinarios.
Ilia Topuria, reciente campeón del mundo de la UFC en peso pluma, aparte de un excepcional deportista, es un ser humano que trabaja su mente de manera excelsa.
Sus principales fortalezas, que son aplicables a cualquiera de nosotros, radican en:

Siempre cree en él. Da lo mismo lo que le pase, lo importante es cómo decide afrontarlo. Confía en él en cualquier situación, no sólo cuando le va bien. Acepta la adversidad para afrontarla y salir mejor de ella.

Su fuerza mental es clave. Fallar es una posibilidad, rendirse es una elección que Topuria no se plantea. Cuando está en un momento crítico, se habla con amabilidad y se auto motiva con frases que le ayudan y le muestran amor por sí mismo y por lo que hace. Cuando está en un momento álgido sabe celebrar individualmente y con los suyos. La queja no es una opción para él y, por tanto, no cae en el victimismo y en echar la culpa a los demás, a las circunstancias, a la mala suerte, etc. Entra en una especie de modo túnel donde pone el foco en lo que quiere conseguir y sólo ve todo lo que le acerca al objetivo planteado. En definitiva, lo que hace es tener conversaciones profundas consigo mismo en las que se demuestra a diario el amor que se tiene y el que tiene a todo aquello que le importa y para lo que se entrega a diario.

Todo lo bueno está al otro lado del miedo. Una frase que ha repetido en multitud de ocasiones. Para conseguir sus objetivos seguro que ha pasado por una montaña rusa de pros y contras, de emociones encontradas, de pensamientos enfrentados e incluso de conductas que le han hecho dudar. Sin embargo, la gestión de todos esos momentos son el primer paso para su siguiente victoria. Él ha descubierto que la vida son altibajos, que el miedo es una emoción que está ahí, pero también ha decidido que ninguna de esas situaciones le apartarán de la vida que ha decidido vivir.

Trabaja desde los valores. Tiene claro que lo importante no es lo que hace en su vida, sino cómo lo hace. Se nota que desde pequeño aprendió valores en casa que le sirvieron para enfrentarse a las primeras dificultades de su vida y que los ha mantenido a lo largo de los años. Esto le lleva a tener una congruencia muy notable entre lo que piensa y cómo actúa. Esta congruencia le permite transitar por un camino equilibrado y le ayuda a transmitir esos valores en cada uno de sus comportamientos. Además, practicar artes marciales, le ha ayudado a generar esos valores desde joven para desarrollar todo su potencial.

Mirada hacia dentro. Los resultados se producen cuando nadie le ve. En los entrenamientos, en el trabajo diario, en las pequeñas cosas que cada día le hacen mejor. Sabe que los logros excepcionales, jamás se consiguen por un día de suerte o por un pelotazo, sino que implican mucho esfuerzo y constancia. La auto disciplina, en la que cada día consigue pequeñas victorias o aprendizajes, son las que le llevan a alcanzar lo que se propone y a aprender de cada momento vivido para utilizar esa experiencia y seguir creciendo como deportista. Es consciente de que los sueños no se producen sólo por la noche, los sueños también se madrugan.

Actitud positiva. Ser optimista parece fácil, sin embargo, en un entorno complejo, incierto y donde el miedo se mueve a sus anchas, es mucho más complicado. Su ilusión, su sueño y su pasión por lo que hace, le llevan a ver siempre el lado positivo, lo que produce en él una motivación y compromiso que le hacen alcanzar la meta que se ha propuesto. Ilusionado y comprometido con su propósito, no para de soñar y consigue que esos sueños se acaben convirtiendo en realidad.

Compite contra sí mismo, no contra los demás. A pesar de que Ilia se enfrenta a otros luchadores, da lo mejor de sí en cada entrenamiento para superar sus estándares cada día. Ésta es la opción que él elige. Es competitivo y ambicioso, lo que implica que quiere evolucionar y no se obsesiona con lo que el de al lado ha conseguido, sino que trata de ser mejor cada día. Sabe que su principal aliado es él mismo y cada día se pide un poco más para llegar un poco más lejos.

Prepara y estudia todo antes de actuar. No deja nada a la improvisación. Otra clave de su éxito es que tanto él como su equipo estudian al milímetro cada detalle de la siguiente pelea que tendrán. Nada de lo que ocurre en el octógono es casualidad, sino la consecuencia de algo muy estudiado. Incluso durante el propio combate, Topuria sigue estudiando los movimientos de su rival para descubrir por dónde implementar el plan trazado junto con el equipo.

Generosidad. Cuando las cosas le van bien, siempre se acuerda de los suyos, de la gente que ha estado cerca de él y que, en definitiva, le ha ayudado a ser quien es. Sabe que pocas son las victorias que se consiguen solo. Su equipo y su familia le han acompañado en su trayectoria y en momentos puntuales seguro que le han dado ese primer empujón que necesitaba. Por eso, él siempre se acuerda de darles las gracias, porque sabe que son muy importantes en su vida.

Cree en algo más grande que él mismo. Como persona creyente sabe que está conectado a algo más importante que él. Tener esta creencia transpersonal, que puede ser hacia Dios, como en su caso, hacia la madre tierra o el universo como en otros, hace que él sienta que fluye en cada uno de sus actos y que éstos le conectan con ese poder superior. Eso le convierte en un ser humano integral, que se lidera y lidera a otros en los diferentes ámbitos de la vida en los que se mueve, porque siente que su energía llega a través de Dios y desde ahí resuena hacia los demás.

Hasta aquí lo que nos muestra Ilia Topuria, ahora depende de ti que comiences a utilizarlos en tu vida y que mejores aquello que quieres mejorar. Tú también puedes decidir, a cualquier edad, ser un poco mejor cada día.