Bienvenido a Sector Ejecutivo, revista de Economía y Empresas / España, Nº 300 Julio y Agosto de 2024

TRIBUNA DE OPINIÓN - La comunicación es la base de la influencia

José Miguel Sánchez

Psicólogo Organizacional y Deportivo. Asesor de Directivos, Conferenciante, Profesor de IE Business School y Coach Ejecutivo. Autor de los libros “El viaje del líder”, “La experiencia de resetearse” y “Poderoso como un niño”.


Recientemente me invitaron a un evento donde había diferentes emprendedores. En un momento de la charla, uno de ellos me dijo: “la mejor decisión profesional que he tomado en mi vida ha sido emprender, pero si hay algo que llevo mal, es la comunicación con el equipo. Es como si todo lo que yo les dijera, con la mejor intención, se recibiera por su parte como una ofensa o una orden que tienen que cumplir sin derecho a réplica”.
Sin duda, esta persona estaba siendo consciente de que su comunicación no era todo lo eficaz que ella necesitaba para que el equipo trabajara desde su mejor versión.
Esto que, probablemente, le ocurre a todo tipo de personas y en diferentes ámbitos, en el caso de los emprendedores es todavía más peligroso, puesto que, si tu comunicación con tus empleados no es adecuada, el negocio se resentirá, y eso es algo que no te puedes permitir. Entonces, ¿cómo hacemos para tener conversaciones poderosas con otras personas, incluidos los miembros de nuestro equipo?

Permíteme que desgrane en doce puntos que, basados en mi experiencia, considero claves para establecer unas pautas de comunicación efectiva porque funcionarán en la mayoría de las ocasiones que los utilices.

1. Elige el momento. En la comunicación, es clave cuando se produce. Uno de los errores más frecuentes que me encuentro en el ámbito laboral es que ésta se produce en cualquier lugar; un pasillo, la zona del café, en público, etc. Debemos entender que ciertas conversaciones deben darse en un entorno y un momento adecuado para que sean efectivas. Cada mensaje debe tener su lugar, cuanto más importante es éste, más en privado y cuidadoso debe darse.

2. Comunícáte en el presente. Cuando estés transmitiendo una comunicación asegúrate de que todos tus sentidos y tu mente están ahí y no en otro lado. Muchas veces pasa que estás en una conversación con otra persona, pero realmente estás pensando en lo que tienes que hacer después o en lo que te ha pasado antes. Esto es un gran error que casi siempre es percibido negativamente por la otra persona, puesto que le provoca frustración al no sentirse escuchada.

3. Gestiona tus emociones. No entres en una conversación importante acelerado, airado, triste o frustrado. Espera a que estés calmado para transmitir de manera más eficiente tu mensaje.

4. Sé empático. Ponte en el lugar de la otra persona. Entiende lo que necesita y trata de explicarlo desde ella, no desde ti. De esta manera, ambos estaréis alineados con el objetivo final.

5. Haz buenas preguntas. Cuanto más abiertas, más poderosas. Utiliza los cómo, para qué, cuándo, quién, etc. y trata de huir de los por qué, puesto que las respuestas asociadas a ellos serán, en muchos casos, justificaciones o excusas que no aportan nada a la conversación.

6. Utiliza una buena escucha. La otra persona ha de sentirse escuchada, para ello, retroalimenta su discurso con movimientos de cabeza o pequeñas interjecciones que indiquen que estás siguiendo la conversación con atención.

7. Usa el parafraseo. El objetivo es que se dé cuenta de que le estás escuchando y así confirmas que tú también estás siguiendo el hilo de lo que te dice. “Si te he entendido bien…”.

8. Calibra emociones. Sé consciente de las emociones que estás generando en la otra persona con tu discurso. Lee su comunicación no verbal para detectar si tu discurso produce malestar o incomodidad que no van a ayudar a conseguir el resultado esperado.

9. Crea conexión. Es importante que según va transcurriendo la conversación seas consciente de que ambos estáis conectados. Que fluye y que, aunque haya diferentes puntos de vista, se pueden resolver los incipientes conflictos antes de que se conviertan en algo enquistado y de difícil solución.

10. No des nada por hecho. Cuidado con las interpretaciones, huye de ellas y trata de comunicar evidencias y hechos.

11. No acuses o juzgues. Si tienes que resaltar algo que no ha salido bien, hazlo, pero con el objetivo de mejorarlo. En el momento que el juicio irrumpe en la conversación, esta desaparece y se convierte en una batalla en la que uno ataca y el otro trata de defenderse con todos los medios a su alcance.

12. Sé concreto. Finalmente, trata de no ser ambiguo o vago cuando te comunicas. Si es necesario, prepárate antes lo que quieres decir. No hay cosa que nos guste menos a los seres humanos que un discurso que da vueltas alrededor de algo, cuando en la mayoría de los casos ya intuyes donde va a finalizar el tema.

Si sigues estas claves y las practicas diariamente y con constancia, al cabo de un tiempo te darás cuenta de que tu comunicación con el equipo ha mejorado, que te entienden rápidamente y que, además, se generan menos emociones negativas y más emociones constructivas que ayudan a que la relación crezca y sea más sólida entre los miembros del equipo. Esto, finalmente redundará en que el rendimiento del equipo aumente.